La teoría del apego se inició en los años cincuenta y parte de una perspectiva etológica. Sus principales exponentes, J. Bolwby y M. Aisworth plantean que la separación producida entre un niño pequeño y una figura de apego es de por sí perturbadora y suministra las condiciones necesarias para que se experimente con facilidad un miedo muy intenso.
El punto central de la teoría está dado en la postulación de una relación causal entre las experiencias de un individuo con las figuras significativas (los padres generalmente), y su posterior capacidad para establecer vínculos afectivos. Nociones como ansiedad de separación y disposición básica del ser humano ante la amenaza de pérdida, tienen especial relevancia.
La tesis fundamental de la Teoría del Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o zozobra de un niño o un adulto es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto. Cuando Bowlby se refiere a presencia de la figura de apego quiere decir no tanto presencia real inmediata sino accesibilidad inmediata. La figura de apego no sólo debe estar accesible sino responder de manera apropiada dando protección y consuelo.
Pero, ¿acaso no compartimos con los animales ciertos temores como a lo desconocido y al aislamiento?
Al igual que los humanos, los animales llevan a cabo un proceso biológico de aprendizaje a través de la impronta. Las crías se identifican con los adultos de su especie y aprenden de ellos, mediante observación e imitación los distintos métodos de supervivencia, búsqueda de alimento y refugio, así como modelos de defensa, ataque, convivencia, apareamiento,...
Entre los años 1940 y 1950, el Premio Nobel austriaco Konrad Lorenz, fundador de la moderna Etología, describió cómo los patitos que nacieron en su jardín de Altenberg lo tomaron como “madre pata”, siguiéndolo a todas partes. Los ánades nacen con una "disposición" a considerar "madre" al animal o artilugio que se mueva de un modo concreto y a una determinada distancia. Esta “programación genética” desenlaza una serie de comportamientos que favorecen la protección de las crías al amparo de sus progenitores.
¿Qué diferencias existen entre el apego y la impronta?
¿Podríamos considerarlos "equivalentes"?