viernes, 9 de mayo de 2008

Analizando la vida de Jim Morrison...

Desde niño Jim se habituó a trasladarse y vivir en diferentes lugares; una inestabilidad que más tarde también se reflejaría en otros aspectos de su vida. En uno de estos viajes, a los cuatro años de edad, pudo ver un camión accidentado, alrededor del cual, yacía un chamán1 moribundo; lo que se convertiría en un acontecimiento vital que lo marcaría profundamente.

Después de marcharse de su hogar a los 19 años, comenzó a estudiar cine en UCLA y a dedicarse a su primera y más fuerte vocación: la poesía. Se dice que Jim Morrison tenía un alto coeficiente intelectual: 149, que se proyectaba en el tipo de libros que leía: desde las obras completas de Nietzsche hasta autores como Huxley, Kerouac, Baudelaire y Rimbaud. Los profesores de la universidad charlaban tendidamente con Jim sobre libros de este tipo, y algunos, llegaron a declarar que "parecía como si él mismo hubiera escrito esos libros; la mayoría de los otros alumnos no llegaban a comprenderlos como él". Podría decirse que Jim poseía una gran empatía intelectual, una capacidad extraordinaria para entender cómo y qué pensaban estos autores, “para introducirse en sus complejas mentes”.

Sus poemas abarcaban temas diversos como: muerte, época, su visión de la vida…. Su espíritu se regocijaba con los temas misteriosos y esotéricos, tanto, que llegó a convertirse en chamán. Aquí, se podría analizar cómo no sólo influyen los factores personales y situacionales en la conducta, sino también las reacciones que todo ello provoca en la persona (Bandura, 1979). Cuando de niño Jim vio a aquel chamán, sintió que “el espíritu de éste atravesó su cuerpo”, lo que de alguna manera explica que él se convirtiera en un “chamán electrizante” como declaró el teclista de los Doors.

Una vez graduado, aceptó formar parte de un grupo para utilizarlo como medio de difusión de su poesía. El nombre “The Doors” estaría inspirado en una cita de William Blake "Existen cosas conocidas y cosas desconocidas; entre ambas están las puertas", a la par del título del libro de Aldous Huxley "The Doors of Perception". Más tarde, se observará que precisamente the Doors supondría para Jim “una apertura” a la percepción de nuevas experiencias.

El principal problema era que, en los inicios del grupo, Jim se mostraba de espaldas al público porque padecía miedo escénico (al igual que su mayor ídolo Elvis Presley), algo que no agradaba al resto de componentes. Puede que el nivel de seguridad en sí mismo (Bandura, 1986) por entonces, fuera insuficiente para subirse al escenario y que la estimación subjetiva (Rotter, 1954) de Jim sobre la probabilidad de salvar este obstáculo fuera a través de las drogas.

Así fue como el consumo de sustancias se convirtió en su modo de vida. De esta manera conseguía que su grado de confianza (Bandura, 1986) para hacer cualquier cosa, independientemente de su riesgo, se disparara. En poco tiempo Jim hizo del escenario un lugar donde dar expresión corporal y vocal a sus sentimientos y donde jugar a hipnotizar y sorprender al público.

Si hay un rasgo del Modelo de los Cinco Grandes que define a Jim es la búsqueda constante de nuevas experiencias, la atracción por lo desconocido y su exploración. Comenzó a experimentar con todo tipo de sustancias para ver qué sensaciones se podían obtener de cada una de ellas y a provocar y perturbar el orden público argumentando que “estaba probando los límites de la realidad, sentía curiosidad por ver qué pasaría, eso fue todo: curiosidad”.


Lo cierto es que sabía cómo causar emociones y no dejar a nadie indiferente. Era consciente de que el show se centraba en él y le gustaba ese juego, no dejaba escapar la más mínima oportunidad para mostrarse insolente, gracioso, bestia, ingenuo, dramático, violento, alterado o al borde del desmayo. Era un removedor de conciencias que buscaba el grado extremo en todos sus actos. Jim se había convertido en el líder del rock de los 70´: “Yo soy el Rey Lagarto, yo parto y reparto”.

Este comportamiento trajo consigo muchas clausuras de conciertos y censuras en emisoras, incluso riesgo de condena. Por lo que, cuando The Doors se estaba convirtiendo en un grupo de gran éxito, Jim decidió abandonarlo y retirarse a París a escribir poesía.

En su vida sentimental, también encontramos la inestabilidad que lo acompañó durante toda su vida. Mantuvo relaciones con todo tipo de mujeres, aunque con Pamela Courson mantendría la más duradera y conocida. Lo normal es que Pamela acabara a golpes con las amantes que Jim se traía a casa; éste le llegó a dar, en pleno ataque de histeria, un cuchillo y le pidió que le matara o le castrara; un comportamiento que sigue la línea del neuroticismo.

Y en cuanto a su muerte existen varias versiones: la versión oficial es que Jim Morrison murió de un ataque al corazón mientras se bañaba debido a un tremendo desgaste físico, aunque otros cuentan que fue Pamela la que le metió en la bañera para intentar frenar la sobredosis con agua fría.

Como puede observarse, la intensa vida de Jim Morrison está marcada por la palabra “influencia”: la influencia del chamán, la influencia de los autores que leía, la influencia de la época, la influencia que él ejercía sobre los demás. Podría decirse que vivió cada momento según le venía, sin pararse a pensar en las consecuencias de sus actos ni en idear metas y propósitos. “Completar nuestros proyectos personales con éxito parece ser un factor crucial para que nos desarrollemos emocionalmente o llevemos existencias bastante desesperadas” (Little, 1899).


1 Chamán, del idioma tungu, de Siberia, xaman o schaman, y éste del verbo scha, saber, es un individuo al que se le atribuye la capacidad de modificar la realidad o la percepción colectiva de ésta, de manera que no responden a una lógica causal. Esto se puede expresar finalmente, por ejemplo, en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y de presentar habilidades visionarias y adivinatorias. Siendo el término usado para indicar a este tipo de persona presente principalmente en las sociedades cazadoras y recolectoras de Asia, África, América y Oceanía, y también en culturas prehistóricas de Europa.

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